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El Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) no solo suelen permitir hallazgos importantes sobre objetos que se encuentran lejos de nuestra Vía Láctea –a millones e incluso miles de millones de año luz de distancia–, sino que también constituyen herramientas fundamentales para resolver misterios mucho más cercanos, en nuestro propio Sistema Solar. Dos artículos científicos publicados recientemente muestran cómo estos telescopios están ayudando a la comunidad científica a conocer mejor el planeta más grande de nuestro sistema solar, Júpiter, y su luna más cercana, Io.

La compleja y dinámica atmósfera de Júpiter cambia con rapidez. Para poder estudiarla a distintas profundidades, la comunidad científica combinó datos obtenidos con el VLA y observaciones realizadas con instrumentos de la sonda Juno, de la NASA, durante su órbita alrededor de Júpiter. De esa forma, se recabaron datos sobre la distribución de oligogás de amoníaco en distintos niveles de la atmósfera para determinar su estructura vertical. Estas observaciones tenían que ser lo suficientemente nítidas para poder combinar los datos de longitud de onda larga de Juno con la resolución de alta frecuencia del VLA, y así entender la distribución vertical del gas en la atmósfera. La resolución espacial de las observaciones del VLA desde la Tierra era comparable a la del instrumento a bordo de la sonda que orbitó el planeta. Estas observaciones produjeron la imagen de radio de mayor resolución de Júpiter a la fecha. Esta técnica está ayudando a la comunidad científica a entender mejor la atmósfera profunda de Júpiter.

El artículo está disponible aquí: https://arxiv.org/abs/2209.03513

Io, cuyo interior es permanentemente calentado por fuertes fuerzas gravitacionales, es el objeto con mayor actividad volcánica de nuestro Sistema Solar. Su delgada atmósfera está compuesta principalmente de dióxido de azufre (SO2) proveniente de erupciones de sus numerosos volcanes y de sublimaciones de su superficie de SO2 congelado. La comunidad científica usó ALMA para detectar oligogás de cloruro de sodio (NaCI, o sal común) y de cloruro de potasio (KCI) en su atmósfera. De esa forma, se descubrió que estos gases se encuentran concentrados en áreas reducidas y a alta temperatura, de lo cual se deduce que también fueron eyectados por volcanes. Asimismo, se observó que estos se encuentran en lugares distintos de donde se emite el SO2, un indicio de que puede haber diferencias en el magma subsuperficial o en los procesos eruptivos entre los volcanes que emiten SO2 y aquellos que expulsan NaCl y KCl.

El artículo está disponible aquí: https://arxiv.org/pdf/2209.12974.pdf

El Observatorio Radioastronómico Nacional de Estados Unidos (NRAO, en su sigla en inglés) es un establecimiento de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos operado por Associated Universities Inc. en virtud de un acuerdo de cooperación.

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